22.4.12

RECONECTANDO nuestro ADN hacia la LIBERACIÓN DEFINITIVA

Amado Padre YO SOY, el Creador de los Guerreros de Luz.
Hoy te invoco para solicitarte Guía.
Ayúdame para ayudar a todos aquellos que aún caminan en la nebulosa del olvido.
Ayúdame para iluminar el camino hacia el reencuentro de nuestro verdadero origen:
El Origen Divino, tu Origen.
Padre que mis manos escriban las palabras justas y sanadoras.
Ayúdame para iluminar a mis Hermanos despiertos para que se mantengan firmes en sus lugares, iluminando como hasta ahora lo están haciendo a pesar de las tribulaciones y los obstáculos que deben sortear todos los días.
Ayúdame para iluminar a mis Hermanos aún dormidos para que despierten del sueño al que fueron llevados.
Padre TÚ estás en Mí, como YO en TI.
Si mis palabras sanan, entonces, que las palabras de este mensaje ayuden a todos
Aquellos que la lean a:
Mantenerse en el camino de la espiritualidad, sin claudicaciones.
A disolver las cadenas que no les permiten despertarse.
A reconocerse que son tus Hijos,
Pues son un Pedacito Tuyo.
GRACIAS Padre YO SOY, el Creador de los Guerreros de Luz
Por haberme escuchado.
Te Amo.

Ashamel


¡¡¡¡Reconectando nuestro ADN hacia la Liberación definitiva!!!!


Activación.
Reconexión.
Recodificación del ADN
Doble Hélice.
Genoma Humano
12 Hebras en espiral.
24 atributos.
Interdimensionalidad.
Cero: lo que fue y lo que puede ser.
La Estrella del Tetraedro.
Geometría Sagrada.
Círculo –Caja – Merkabah.
Código Sagrado:

Kodoish, Kodoish. Kodoish, Adonai,
Tsebayoth.




Amados Hermanos, no son palabras aisladas y desconectadas, cuando ustedes comiencen a adentrarse en ellas, a sentirlas en su profundidad, lograrán recodificar conscientemente su ADN, liberándose  de las últimas cadenas del olvido que nos quedan para disolver.
Activar las 12 Hebras  en espiral o capas del ADN es Activar los 12 centros de energía (7  centros de energía en nuestros cuerpos físicos y 5 fuera de este) es conectarse con las energías cósmicas.
Las 12 capas o Hebras del ADN, se agrupan en cuatro grupos de tres capas cada uno.


El Primer Grupo
corresponde al Genoma Humano, es la programación biológica del ser Humano.
 


La Primer Capa ADN, cuyo Código Sagrado es Kether Etz Chahim Jehu, es la capa biológica del genoma humano, es la capa biológica que pueden los científicos “ver”.

La Segunda Capa ADN, cuyo código sagrado es Torah Eser Sephiroth, es la capa donde está codificada la dualidad, donde se arraigan las emociones del Ser humano, es la capa del miedo, del miedo a la muerte.
Es capa donde la oscuridad implantó los códigos electromagnéticos holográficos del olvido de nuestro origen Divino y es la capa que nos permite conectarnos interdimensionalmente con la memoria cósmica, pero con la intervención de la oscuridad, nuestra Mente, nos  confina a las tres dimensiones a través del miedo y la separación de lo Divino con lo Humano.
Las emociones basadas en el temor, el materialismo, la codicia, el poder, la guerra, nos  anclan a la materia.
Esta Segunda capa afecta a través de las emociones desequilibradas a la Primer Capa, la capa Biológica, creando innumerables enfermedades y  nos desconecta de la Tercer Capa, la Capa de la Ascensión.

La Tercer Capa ADN, cuyo Código Sagrado es Netzach Mercaba Eliahu, es la Capa de la Ascensión, es la capa que está más cerca del Espíritu.
Se encuentra asociada a la glándula pineal, pues esta representa la comunicación con la capa de la ascensión del ADN, es la que nos conduce a sentir y actuar con la Sabiduría Divina.
La Tercer Capa es catalizadora de la capa primera y segunda, las modifica.

Este Primer Grupo de Capas o Hebras del ADN son las que conducen al Ser Humano a su Divinidad, a su Maestría y a su Co-Creación.
 Son las que nos conectan a la Tierra, a GAIA y nos acerca a nuestra Divinidad.
Al modificarse una de ellas cambian las demás, si decidimos conscientemente cambiarlas, podemos hacerlo.



La liberación está en nuestras manos, podemos desatar este bloqueo que nos fue implantado por la oscuridad.
Tenemos la capacidad de modificar la Segunda capa de nuestro ADN a través de la Luz, del Amor Incondicional, pues ahora comprendemos que el Miedo no nos pertenece, fue implantado para mantenernos separados de nuestra Divinidad y continuar en este ciclo de dependencia de las emociones de inseguridad, de desconfianza, del desamparo, de la esclavitud en la materia.

Queda poco tiempo para liberar esta Segunda Capa del ADN y abrir la puerta a las otras Once capas para que asciendan.

¡¡¡¡¡Hermanos, nada nos puede detener!!!!!
 A través de nuestra capacidad de co-creadores, podemos intervenir en los códigos del miedo para establecer los códigos del Amor Incondicional, la Libertad y la Paz.

Somos Hijos de Creador/Creadora, somos los únicos dueños de nuestra libertad definitiva, la perdimos en nuestro descenso a la materia.
Pertenecemos a la LUZ y hacia ella caminamos juntos, en UNIDAD.
 Recuerden que el único impedimento es nuestra Mente, Programada a través del miedo a lo “desconocido”, nos retiene en nuestro avance espiritual, pero si logramos abrir el Corazón a través del AMOR, él nos conducirá a disolver las dudas, a iluminar los temores, a desbloquear los implantes, lograremos la GRAN TRANSFORMACIÓN de Nuestro ADN.


La liberación de este olvido impuesto puede realizarse a través de la Meditación, de los sonidos, de la música, de la lectura, de una alimentación adecuada a nuestro sentir profundo, para desintoxicarse de las frecuencias bajas que nos mantienen anclados a ellas.
Enviemos la Llama Violeta Transmutadora a los códigos energéticos oscuros que aún nos mantienen retenidos en las emociones densas y crucemos el umbral hacia la Ascensión con serenidad, con Paz y con plena seguridad que es el VERDADERO y ÚNICO CAMINO.

Recodificarnos, liberarnos de nuestro pasado implantado, es caminar en el AHORA, amándonos por ser SERES ÚNICOS, Divinos, merecedores del Amor Incondicional, de vivir en él, pues pertenecemos a él.






Amados Hermanos y Hermanas, espero que este mensaje sea el inicio de un despertar del olvido de nuestra verdadero y único origen el Ser SERES DIVINOS.
Hasta Nuestro próximo encuentro, Ashamel.







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