7.7.14

La Transformación de Amanda… Un viaje a su Paraíso Interior. Parte 2

  
Sonó el despertador, a la misma hora de siempre…


Abrió los ojos, se sentó en la cama…inició la búsqueda de su transformación.


No recordaba hacia dónde hacía sido transportada y en qué momento regreso…


Pero sí sentía que donde había estado, era su verdadero mundo, era ese espacio que la había esperado, a ella… su habitante.


Aparentemente, nada había cambiado, en su entorno…


¿Qué se había transformado????


No lograba encontrarlo…


Los minutos transcurrían… debía iniciar la jornada.


Entre las quejas, los saludos y las  despedidas…


Ella, igualmente, seguía buscando.


¿Dónde estaban los cambios anunciados, en que rincón de su corazón se habían instalado?


¿Hacia dónde su Alma había navegado?


¿Qué Paraíso tan soñado había alcanzado?, ¿Cómo regresar a él?


Se sentía con la conmoción de haber cruzado por el túnel de Parto, de su propio parto cósmico.


Buscó cambios en su cuerpo, buscó cambios en su caminar, en su manera de hacer las cosas, en su forma de sentir la realidad…


¿Dónde estaba la Transformación???


Con el transcurso de las horas y los días sucesivos la transformación comenzó a manifestarse, aparecieron los primeros retoños.


Todos los días descubría un cambio y eso la llevaba a afincarse más en su nuevo territorio y alejarse un poco más de la “vieja realidad”.


Ya no era la misma, era otra Amanda, distinta, pues había logrado transformarse a sí misma.


En su transformación había desaparecido…


El miedo de no ser amada,  ni respetada,  ni valorada.


En su Nuevo Mundo estaba muyyy lejos de los viejos patrones de juicios y separación.


En ella se fueron disolviendo las barreras ancestrales de la división entre…


Lo Bueno y lo malo,  lo lindo y lo feo, lo rutinario y lo  extravagante, el rechazo y la aceptación.


Su entorno continuaba en los viejos hábitos de juicios, advertencias y reclamos, pero ella los escuchaba desde otro lugar y ya no sentía las mismas respuestas internas  a esos antiguos hábitos, basados en la confusión, la inseguridad y la dualidad.


Ella estaba muy lejos… estaba en su paraíso, pero no era en su imaginación, era real lo ¡sentía! y vivía en él.


Su cuerpo permanecía en la “rutina cotidiana”, pero su Alma se había instalado a ese estado de conexión permanente con las esferas del Cielo conectadas a las profundidades de la Tierra, al corazón de GAIA.


Se sentía un puente de Luz!!!!!


 Amanda, en ese instante de Luz Crística, era consciente, por primera vez, de su verdadera Transformación.


No era un cambio de lugar, había experimentado su propia transformación y ya no había viaje de retorno, hacia la vieja realidad.


Podía estar dentro del caos, sin rechazarlo, pues lo comprendía desde otro lugar que la mantenía inmune y esa seguridad de sentirse fuera del alcance del caos, la integraba en una paz constante.


Esa misma Paz fue la que la guió a soltar…


Amanda aprendió a soltar, para que todos experimentaran la Divina oportunidad, en libertad, de los sentires propios de la alegría, el dolor, la frustración y el miedo.


Ya no apagaba los volcanes, ni juntaba las cenizas, ni actuaba como pararrayos, pues era una observadora activa…


Observaba, despierta, era la misma sensación como mirar una película, pero sabiendo que es una película y los personajes deben cumplir con el libreto establecido previamente, donde ella no tenía participación, ya no participaba del drama, pues lo había desalojado de su corazón definitivamente…


El drama, el dolor, la incertidumbre, el agobio, la frustración, el miedo eran los escenarios que debían atravesar los otros, ella ya estaba fuera, por su propia decisión de abrazar la verdadera libertad del Ser.


Ya nada podía hacer para evitarles los golpes, tan solo, envolverlos en su compasión y alegría nacida de su corazón de LUZ.


No participaba del drama así fueran hijos, esposo, amigos o  desconocidos, pero su Ser interior estaba activamente irradiando Luz.


¿Dónde se ubicada la transformación???


¿Dónde estaba ese Paraíso olvidado, que ahora se manifestaba tan intensamente?


La Transformación se ubicaba en ella misma, en su corazón.


Había recuperado su propio paraíso olvidado en la rutina diaria.


¿La habían transformado????


Nadie exterior a ella la había transformado, ella misma había abierto el Portal a la transformación…


¿Esa energía que le había comunicado sobre la transformación de dónde procedía?


Era su Alma, que le reclamaba, ascender hacia el Paraíso, hacia su Cielo Interior.


Ella se había Transformado en un bello diamante de Luz, dentro de la rutina y el arte.


La rutina que tanto la “agobiaba”, le había aportado la entereza para mantenerse en su lugar a pesar del “caos” reinante.


La había pulido como un suave diamante…


Aprendió que al caos no se le responde con rencor, odio o violencia, pues de esta forma alimentaba a sus propias sombras y también la de los otros involucrados.


Aprendió, a esperar para responder… la ira se alimenta de ira, no de silencio.


Aprendió que la paciencia, deja espacios libres para la creación.


Aprendió que la ansiedad se alimenta del miedo y el miedo no permite el fluir de la vida plena y con ella, la creación.


El arte le había dado la oportunidad de sacar de su interior las mejores herramientas:


*Dedicación a la alegría.


*Esperanza y fe  que el cambio es posible.


*Fortaleza para no permitirse claudicar dentro de la rutina.


*Valor para atravesar abismos y permanecer en su espacio sagrado.


*Amor Ilimitado por la vida plena de luz.


*Capacidad de Sentir Paz en el caos, en la rutina, en su mundo  personal.


*Descubrir la magia en todo momento, pues en la vida siempre hay algo de magia, algo amargo, algo multicolor y algo con sombras.


Estas herramientas que ella fue creando, descubriendo y desarrollando eran las que le abrieron el sendero a su propia transformación personal, a su Divinidad.


Amanda, en una mirada retrospectiva, fue armando su vida, donde cada pieza se encastraba perfectamente una con la otra…


Rutina, agobio, reclamos, amor compasivo, fe inquebrantable, fortaleza ante la adversidad, alegría constante…


Todo había tenido una noble razón de SER y ESTAR, para llegar a este ahora expandido de LUZ!!!!


Ella sabía que el continuar con las tareas habituales, no era regresar al pasado, pues el PRESENTE era tan poderoso, amoroso y dinámico que hiciera lo que hiciera siempre estaba en ese Lugar… Su Corazón,  que era un inmenso SOL que latía y en cada latido se conectaba más y más  con el Cielo y con GAIA.


Con Amor, Ashamel Lemagsa.




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